Cuando el abuelo Pedro murió sacrificándose por salvar a su pueblo, la abuela Alma recibió unos regalos muy especiales: una vela que se quemaba y que no se consumía, unas tierras rodeadas por montañas que les protegían de sus enemigos y una casa mágica que se comportaba como una más de la familia Madrigal.
La familia Madrigal era la familia descendiente de los abuelos Pedro y Alma. Todos los integrantes de la familia tenían dones muy especiales: capacidad para sanar con aquello que cocinaban, poder escuchar a kilómetros de distancia, controlar el clima con el estado de ánimo, mutar en cualquier persona conocida, fuerza extrema, transformar en flores todo lo que tocan y hasta hablar con los animales… Todos y todas tenían un don, todos menos Mirabel la nieta de Alma que pese a no tener ningún don la casa parecía obedecerle a ella más que a nadie.
Y mientras la abuela Alma vive por y para su pueblo y se esfuerza en que nunca se pierdan los dones y la comunidad siga unida, Mirabel representa a la alegría necesaria para que todo fluya en la familia. Porque la verdadera enseñanza de ENCANTO (Título de la esta película de la factoría Disney) es que la única manera que “brillen los dones” es con esfuerzo y alegría. A la abuela le sobra el esfuerzo, pero olvida la alegría, la forma en cómo se deben hacer las cosas y es que no basta con esforzarse, sino también de hacerlas de forma gozosa, y así es como lo explican los guionistas de Encanto, solo así brillarán nuestros dones.
Esta es la película que recomendamos este mes y no, no me he olvidado de Bruno (mi personaje favorito de este largometraje) solo que como todos los que ya habéis visto esta cinta: Ssshhhh! No se habla de Bruno! 🤫
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