
Creo que todos estaréis de acuerdo conmigo en que … nuestros nietos son una parte fundamental de nuestras vidas.
Ellos traen luz y risas a nuestros días y a veces solo con verlos sonreír, sentimos que todo vale la pena.
Pensamos en ellos y en el mundo en el que viven y nos inquietamos. Los vemos frágiles e inocentes y pensamos que el mundo puede ser un lugar complicado y desafiante para ellos.
Por eso, ¿qué mejor manera de comenzar este nuevo año, que dedicando un tiempo a orar por su bienestar, su felicidad y su futuro?
La oración es una herramienta poderosa. Nos conecta con Dios, quien ve y conoce a nuestros nietos y quién puede estar donde nosotros no podemos estar. Cuando oramos pidiendo que
Dios los proteja, los cuide, les ayude a saber discernir lo que está bien y lo que está mal, que sea un buen amigo de sus amigos, etc., de alguna manera les estamos enviando indirectamente, mensajes de amor y protección.
Qué buena manera de empezar el año, con el propósito de ser intercesores permanentes de nuestros nietos. Una manera de bendecirlos a ellos y de descansar nosotros, porque sabemos que cada día los presentamos ante Dios, quien vela por ellos.
Os invito a que, cada día, tomemos un momento para pensar en nuestros nietos. Podemos hacerlo en la mañana, al despertar, o en la noche, antes de dormir. Podemos orar por su salud, por sus sueños, por sus padres (que son nuestros hijos), por su educación, por sus compañeros de escuela y por su felicidad. Cada oración es un acto de amor que puede tener un impacto profundo en sus vidas.
Comencemos este año con el corazón lleno de esperanza y la mente enfocada en lo que realmente importa: nuestra familia. Juntos, podemos crear un ambiente de amor y apoyo que les ayude a crecer y florecer y a ir descubriendo y conociendo lo extraordinario de la oración y sobre todo del que la escucha, Dios
¡Así que, a orar por nuestros nietos y a hacer de este año uno lleno de bendiciones para ellos!