
Señor, te damos gracias por el gran regalo que son nuestros nietos.
Te agradecemos su vida, su alegría, sus preguntas y su ternura.
Te pedimos que los bendigas, que los acompañes cada día,
que los protejas de todo mal y los guíes por el camino del bien.
Dales un corazón noble, unas manos generosas y una mente abierta.
Ayúdalos a crecer con fe, con paz y con amor hacia los demás.
Y a nosotros, abuelos y abuelas, danos paciencia, sabiduría y dulzura
para sembrar valores, transmitir esperanza
y amarlos con todo el corazón, como Tú nos amas a nosotros.
Amén.