
Has leído bien: “el yayo y no el sayo”. El refrán popular dice: “en mayo no te quites el sayo”, que aconseja prudencia con el clima, ya que mayo, todavía puede traer cambios bruscos del clima.
Este refrán es una forma tradicional y popular de decir: “No te confíes del buen tiempo, porque aún puede sorprenderte el frío.” Y en sentido metafórico es para aconsejar prudencia y paciencia en la vida. No apresurarse a hacer cambios solo porque las cosas “parecen” mejorar.
Hay dichos populares que van un paso más allá. Y este ha empezado a circular en redes y conversaciones con una nueva versión: “En mayo, que te quites el yayo”, ¿Es una broma?, ¿Una crítica social disfrazada de humor? o ¿simplemente una excusa para hablar de relaciones con una sonrisa en los labios?
En el lenguaje coloquial, “yayo” se usa a veces para referirse, en tono humorístico, a una persona o una pareja mayor —particularmente si hay una diferencia de edad notable—. Así que este dicho apunta a esa situación personal donde la edad pesa.
¿Y por qué en mayo? Es el mes central de la primavera, del renacer de las flores, de la luz que entra por las ventanas y que nos recuerda que siempre hay tiempo para nuevos comienzos. Pero más allá del chiste fácil, este refrán encierra una verdad más profunda: Mayo invita a renovarse interiormente, a dejar atrás lo que ya no suma, lo que nos envejece emocionalmente, ese “yayo mental y emocional”, que llevamos arrastrando y que pesa más que inspira; a abandonar los resentimientos que nos roban la paz y las excusas que nos impiden avanzar, en una palabra, a todo lo que nos envejece el alma… porque avanzar y crecer no es solo sumar años, es aprender a soltar lastre con madurez.
Junto a cada flor que nace, que es una sonrisa de Dios para animar tu camino, este mayo puede ser una buena oportunidad para revisar a qué le seguimos dando espacio en nuestra vida. Y si algo ya no encaja con la versión de ti que está floreciendo y que solo estorba tu crecimiento quizás sea momento de dejarlo ir con gratitud y sin culpa. Porque en la vida, como en mayo, no solo cambia tu armario, también cambia el ánimo. Deja que este mes te inspire a una renovación o restauración interior espiritual; a renacer en fe, esperanza y gratitud.
Todos necesitamos un cambio y renovación interior. Recuerda que Dios es el especialista supremo de los cambios y hace nuevas todas las cosas en la persona de su Hijo Jesucristo. Pero para que entre lo nuevo, hay que soltar lo viejo. Porque cuando sueltas lo que pesa, Dios te entrega lo que eleva.
Dios no es solo el Dios de lo que fue, sino también el Dios de lo siguiente. El Dios que todavía habla y de muchas maneras a cada uno de nosotros. Aún se mueve, todavía crea y nos sorprende.
Para que llegue esta bendición, hay que abrir las manos y para que el alma florezca hay que quitarse en mayo el sayo. O el “yayo”.
Un abrazo,
Nota: Hoy te invito a mirar hacia adentro y a preguntarte: ¿Qué “yayo emocional” dentro de mi necesito soltar? Déjanos, por favor, tus comentarios.