Skip to main content
Editorial

El regalo inesperado

Todos soñamos con un regalo concreto. A la mayoría nos encanta recibir un regalo. Para muchos, recibir uno es una prueba de amor. Para otros, puede ser recompensa a su labor o valía.

Un regalo inesperado es un recordatorio de que la vida siempre tiene lugar para lo imprevisto, para el asombro. Nos enseña que, a veces, lo mejor de las cosas es precisamente lo que no podemos anticipar.

Lo inesperado es algo que no es esperado. Y son en esos momentos inesperados y de sorpresa donde descubrimos una de las facetas más bellas de la humanidad: la capacidad de dar lo que ni siquiera imaginabas que pudieras regalar.

Un regalo inesperado, cualquier cosa que se salga de lo normal, tiene una magia especial y siempre nos pilla por sorpresa .¿Cómo lo aceptamos con gratitud o con desgana? Como dice Cristine Caine en su libro Lo Inesperado (pág. 116) “Cada vez que nos enfrentamos a lo inesperado, tenemos la opción de aceptarlo incondicionalmente o desganadamente. La aceptación incondicional nos mantiene avanzando en la vida; la desgana evita que crezcamos.” No se trata  solo de recibir un objeto, sino de experimentar un momento lleno de significado, donde se entrelazan la sorpresa, la generosidad y, sobre todo, el reconocimiento.  Esto nos ayuda a crecer como personas.

Solemos regalar aquello que nos gustaría que nos regalaran a nosotros. Pero regalar lo inesperado, aunque aparentemente simple, posee la capacidad de conectar profundamente con las personas; es lo que realmente llega a su corazón. Es regalarle algo sencillo que le guste y que le diga: “he pensado en tí. Eres muy importante para mi.” En una sociedad donde cada uno va a la suya, donde muchas relaciones están guiadas por obligaciones o expectativas, el regalo inesperado rompe con esa rutina, nos toma desprevenidos, y eso es precisamente lo que lo hace tan especial. No tienen porque ser costosos. Una simple nota; una llamada; un whatsapp; una flor; un detalle; una invitación a pasear juntos. Un simple detalle puede iluminar el día más gris, transformar un estado de ánimo, o incluso fortalecer relaciones que parecían distantes.  Podemos dar a nuestros nietos regalso así, además de ser inesperados, son especiales porque suelen estar cargados de historia, significado y cariño, y vienen de una figura tan importante como nosotros, los abuelos, cuya influencia y sabiduría deja una marca imborrable en sus vidas.

Y al mismo tiempo, estos regalos pueden ser un estímulo para que, como respuesta, también aprendamos a dar sin esperar nada a cambio.

Como abuelos cristianos recordemos los regalos inesperados que Dios nos da y tiene para nosotros, empezando por tener una relación personal con Él. Regalos  muchas veces invisibles para los ojos, pero poderosos para el alma. No siempre vienen en forma de bienes materiales o logros tangibles, sino a través de experiencias, emociones y cambios en nuestras vidas que nos transforman profundamente. Muchas veces llegan en momentos en los que menos los esperamos, pero justo cuando más los necesitamos, nos sorprenden y nos recuerdan que, en medio de todo, Dios está presente, actuando en nuestras vidas de maneras que quizás no siempre entendemos, pero que son siempre para nuestro bien y para el bien de los nuestros. Nos enseña que, a veces, lo mejor de las cosas es precisamente lo que no podemos anticipar

 “Todo lo que es bueno y perfecto es un regalo de parte de Dios nuestro Padre celestial “ (Apóstol Santiago)

Nota: ¿Cómo puedes hacer un regalo inesperado esta semana a alguien a quien amas: a tu cónyuge, a alguno de tus hijos, o a tus nietos? ¿Qué regalo inesperado has recibido últimamente?

Víctor Miron

Orientador Familiar. Máster Educación Familiar. Nacido en Barcelona, casado, tiene 3 hijos y 6 nietos.

Dejar un comentario